SEGÓBRIGA

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jueves, 2 de mayo de 2013

GÓTICO MANUELINO

 
En la Península Ibérica, la arquitectura del gótico temprano y más adelante el gótico tardío se mantuvo muy próxima a los ejemplos franceses, sin embargo aparecen diferenciaciones arquitectónicas y decorativas propias de cada región.
Iglesia del Convento de Batalha, joya del gótico de Portugal
En Portugal la época gótica se inicia propiamente en el S XIII con dos excepcionales construcciones: el monasterio cisterciense de Alcobaça así como diversos testimonios en la ciudad de Coimbra.
Monasterio de Alcobaça
En tiempos de Alfonso Henríques las tropas portuguesas, apoyadas por contingentes de cruzados que se dirigían a los Santos Lugares, iniciaron el cerco de Lisboa, sometida al poder del Islam. Cuando corría el año 1147, el monarca, empeñado en el enfrentamiento con los musulmanes, prometió a San Bernardo construir una bella abadía si conseguía expulsarlos de Santarém.
Iglesia del Monasterio de Alcobaça, Portugal
La orden cisterciense fue la elegida para llevar una de las más grandes abadías de la Península. Advocada a Santa Maria, se localiza en uno de los valles de la Extremadura portuguesa, regado por los ríos Alco y Baça, de ahí su sobrenombre. El convento se fundó en 1153 y su iglesia original se reemplazo por la actual a partir de 1178, siendo consagrada en el 1252. el tiempo de trabajo fue relativamente lento ya que las incursiones musulmanas hicieron que los monjes debieran a abandonarla en más de una ocasión, como les ocurrió en 1195.
Sepulcro de Pedro I, en el Monasterio de Alcobaça
Debemos diferenciar en el alzamiento de la abadía diferentes etapas de construcción siendo la planta directamente heredera de la casa madre de Clairvaux, la iglesia de San Bernardo. Sin embargo sus alargados ventanales parecen imitar una catedral siendo incluso más impresionantes de las de la abadía de Pontigny. De tradición cisterciense son los baquetones frontales de sus pilares, que se interrumpen sobre una mensula antes de llegar al suelo. Tiene el ábside con capillas radiales trapezoidales, como en Claraval III, y las naves a una misma altura, hecho excepcional para la época.
El claustro del monasterio se levantó ya en el siglo XIV bajo patrocinio del rey Dionis I (1279-1325) y su Esposa Isabel de Aragón. Parece ser que el arquitecto fue Domingo Domíngues que gozaba del favor de la casa real.
Coimbra
La catedral de Coimbra, románica en su iglesia, comienza en el gótico temprano la edificación de su claustro. Al mismo tiempo se comenzarón los claustros de la Catedral de Lisboa, Évora y Oporto, aunque estos dos últimos más tardíos. Toda la estructura del mismo se resuelve a base de bóvedas de crucería tempranas, siendo los arcos abiertos al jardín subdivididos por medias columnas y rosetones en los tímpanos.
Claustro de la Catedral de Oporto, Portugal
Otra de las obra claves de la ciudad de Coimbra es la Iglesia de Santa Clara la vieja, fue fundado por Doña Mor Dias a finales del siglo XIII y entregado a las Clarisas. En 1314, con Isabel de Aragón tuvo su momento de máximo esplendor, pero a causa de las continuas inundaciones del río Mondego las Clarisas se mudaron al Convento de Santa Clara la Nueva, donde reposa el cuerpo de la Reina Santa Isabel. Así el Monasterio de Santa Clara quedó a merced del río, por lo que ha estado inundado desde hace cuatro siglos. En la actualidad se encuentra en proceso de restauración y de apertura al público. El exterior de la iglesia sigue recordando el aspecto macizo del románico, sin embargo el interior de tres naves sin crucero fue el primero en ser abovedado con bóveda de cañón ojival y arcos perpiaños en la nave central
Lisboa
En pleno siglo XIV, durante el reinado de Alfonso IV (1325-1357) se modificó la cabecera de la Catedral de Lisboa y anteriormente se había comenzado la construcción del Claustro.
Detalle de la cabecera gótica de la Catedral de Lisboa
Esta nueva cabecera se resolvería con nueve capillas radiales, de planta poligonal, un deambulatorio más elevado y arbotantes exteriores. Debido a los continuos terremotos que acaecían en Lisboa son importantes estos gruesos contrafuertes fuera del plano de los muros perimetrales, por este hecho también el claustro se colocó detrás de la cabecera.
Claustro de la Catedral de Lisboa
Convento e iglesia Votiva de Batalha
Durante la segunda mitad del siglo XIV se levantó el coro alto de la iglesia de San Francisco en la Ciudad de Santarem, el cual sería el antecedente del gran convento de Batalha. La edificación tuvo su origen en el agradecimiento de Joao III en 1385 tras la batalla de Aljubarrota frente al reino castellano. De aquí su advocación a Santa María de la Victoria. Esta joven dinastía de los Aviz dirigiría el gobierno de Portugal hasta su anexión de nuevo al reino de España con Felipe II.
En 1388 las obras ya están comenzadas y en el 1443, año de la muerte de Joao III, ya estaban levantadas las dependencias principales.
Santa María de la Victoria de Batalha, Portugal
Sin embargo, el edificio se divide en dos fases constructivas: una perteneciente al gótico tradicional portugués y la última al flamígero internacional. La primera tendría su cronología en los años que van del 1386 al 1402 siendo el arquitecto Alfonso Domínguez. El proyecto inicial contemplaba una iglesia de tres naves, transepto saliente en altura, cinco capillas en la cabecera y un claustro en el lado norte del complejo. El esquema que Alfonso Domínguez utilizó fue común entre las órdenes mendicantes a pesar de sus grandes dimensiones. La composición de estructura basilical sin triforio o los capiteles de tipo naturalista fueron seguidos en edificios posteriores como Santa María de la Gracia de Santarem.
Interior del templo gótico
En 1402 las riendas de la obra fueron tomadas por el maestro Huguet, de origen inglés o por lo menos en contacto con la arquitectura inglesa. A Huguet le encargaron la tarea de cerrar las bóvedas de las partes ya construidas para lo cual sobreelevaría la nave central y levantó la fachada oeste.
La parte más importante del trabajo de Huguet fueron las dos capillas funerarias que se anexionaron a la iglesia. Una de ellas perteneció al fundador del monasterio sobre el flanco sur denominada La Capela Do Fundador, en ella reposan los restos del rey Joao I y su esposa. En planta cuadrada incluye dentro de ella un prisma octogonal sobreelevado con bóveda estrellada. La articulación de sus muros esta tallada con finos baquetones, nervaduras y motivos heráldicos ó vegetales.
Capillas de Monasterio de Batalha
El segundo cuerpo de capillas se proyectó en el eje inicial del testero aunque nunca se terminaron, de ahí su nombre de "Capelas Imperfectas". En forma de octágono se rematan con capillas poligonales, perteneciendo a la tradición de las capillas castellanas anexas al deambulatorio como las de Don Álvaro de Luna en Toledo o la del Condestable en Burgos. Ésta capilla se construyó para guardar el mausoleo de la familia de Duarte I.
Estilo Manuelino
Se denomina Estilo Manuelino al gótico acaecido a partir del primer tercio del siglo XVI. Éste periodo se desarrolló durante el reinado de Manuel I el Afortunado (1425-1521) y se le otorgó su nombre debido a su labor de mecenazgo en las obras del estilo. En este arte Manuelino se unen elementos tardogóticos con formas renacentistas. Podríamos tomar como puente entre el gótico anterior y el manuelino, los edificios de la iglesia de San Francisco en Évora y la de Jesús en Setúbal.
Iglesia del Monasterio de los Jerónimos de Belén
Sin embargo la construcción emblemática de este periodo es sin duda alguna el Monasterio de los Jerónimos de Belén, extramuros de Lisboa, a la orilla del Tajo. El complejo se constituye en el primer cuarto de siglo XVI, fecha en la cual Portugal es ya una potencia de ultramar en América. Esta fundación real se destino en un principio a enterramiento de la dinastía Aviz y, al mismo tiempo, sirvió como iglesia devocional de los navegantes que partían o regresaban a Lisboa.
El primer arquitecto de Los Jerónimos fue Diogo Boytac, el cual diseñó un complejo mucho más grande que el que ahora vemos en el que se incluían cuatro claustros. Bajo su mandó se concibió la estructura de la iglesia en planta de salón con tres altas naves de transepto diferenciado y un coro alto sobre los primeros cinco tramos del templo. La cubrición del espacio y los sistemas de apoyos fueron culminados por un arquitecto de origen español llamado Joao de Castillo, entre 1475 y 1522. La bóveda reticulada se sostiene por medio de seis pilares octogonales de 25 metros totalmente revestidos de decoración en relieve. Al exterior la iglesia destaca por la ornamentación de sus portadas.
Claustro. Monasterio de los Jerónimos de Belén
La joya fundamental de este complejo monástico y la más impresionante obra de estilo manuelino, es el claustro, seguramente ideado por Boytac y erigido por Castilho. Las cuatro crujías de cada lado constan de seis tramos cubiertos por bóvedas reticuladas, de éstos seis tramos, cuatro de ellos se abren entre contrafuertes y magnificas arcadas. Los tramos en esquina son achaflanados con arcos rebajados que permiten la visión de los pilares angulares. La ornamentación del claustro es variada siendo los motivos principales columnillas de tracería y el intradós de los arcos con frisos de arcadas colgantes. Como en la iglesia se unen aquí estructuras tardogóticas con las formas del primer renacimiento, todo aderezado con un programa iconográfico determinado.
La torre de Belem, cercana al monasterio, es obra de Francisco de Arruda, siendo construida ya en el siglo XVI más como edificio de representación que para fines estratégicos.
Tomar
Una de las obras clave del Arte Portugués es el convento de los caballeros de Cristo en Tomar. Previa a la edificación gótica se encontraba la obra románica de planta central la cual fue ampliada con un edificio anexo que proyecto Joao de castillo y Diogo Arruada, sirviendo de sala capitular para la orden.
Decoración tardogótica en el Convento de Cristo de Tomar
Sin embargo lo más destacable de esta edificación no es el espacio de dos plantas cubierto por bóvedas reticuladas, si no la ornamentación que en ella se llevó a cabo. La exuberante decoración exterior contrasta con la sobria figuración del interior. Tallados sobre todas las superficies posibles se desarrolla un claro programa político estatal en los que podemos ver escudos reales, instrumentos náuticos, todo ello junto a emblemas de la orden de cristo como la cruz y elementos cristianos.
Todos estos motivos decorativos a caballo entre el naturalismo y lo emblemático nos llevan a decir que la iglesia de Tomar se sitúa entre la Edad Media Tardía y la Edad Moderna. En lo formal predominan las tradiciones tardogóticas sobreponiendo rasgos de modernidad en su ornamentación.

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