SEGÓBRIGA

SEGÓBRIGA

martes, 23 de abril de 2013

ICONOGRAFÍA PALEOCRISTIANA Y BIZANTINA










Arte paleocristiano


Basílica de San Juan de Letrán (Roma). Baptisterio
Época: Vida cotidiana
Inicio: Año 300
Fin: Año 600

Antecedente:
El arte prerrománico

(C) ARTEHISTORIA


Comentario
El Arte Paleocristiano puede entenderse como una evolución del arte romano tardío. Sin embargo, la religión cristiana insufla un nuevo espíritu al arte y lo carga de símbolos. Esto motivará que este arte sea simple, estilizado, renunciando a la perspectiva y a la profundidad espacial, eliminando las proporciones y las rasgos del cuerpo humano para acentuar los aspectos religiosos. El fondo predomina sobre la forma y la expresividad vence a la estética.
Al hablar de períodos dentro del arte paleocristiano, los especialistas hacen referencia a dos etapas: la primera alcanza desde el siglo II al 313, fecha del Edicto de Milán en el que se otorga libertad al cristianismo; y la segunda que abarca desde el 313 hasta el siglo VII. El primer momento se caracteriza por la persecución y el recogimiento mientras que durante el segundo el cristiano toma la calle y sus monumentos pueblan todo el espacio.
Las catacumbas serán la construcción arquitectónica más característica de este primer periodo. Se trataba de cementerios excavados formados por un amplio número de galerías que conducían a amplias cámaras llamadas cubicula. En las paredes de éstas se abrían nichos para los enterramientos, en ocasiones protegidos con arcos de medio punto o arcosolium. Las más famosas están en Roma pero también encontramos catacumbas en Nápoles, Alejandría o Siracusa.
La arquitectura paleocristiana tras el Edicto de Milán suele subdividirse en dos grupos: el occidental y el oriental. En occidente nos encontramos con la adaptación de la basílica romana en el tipo de iglesia habitual. Se trata de un edificio de planta rectangular, con tres naves separadas por columnas, mientras que en el fondo hallamos un ábside semicircular. La nave central gana en altura a las laterales y se encuentra, habitualmente, cubierta con casetones de madera. La fachada suele tener tantas puertas como galerías y puede existir un nartex o atrio a los pies del templo, lugar habitual para los neófitos. Buenos ejemplos de basílicas pueden ser Santa María la Mayor, San Juan de Letrán, San Pablo o San Lorenzo Extramuros, todas en Roma. El otro gran edificio occidental es el baptisterio; su planta es circular o poligonal, inspirándose en modelos romanos. La pila suele estar en el centro y disponen de galerías bajas, separadas del espacio central por columnas. La circulación de los fieles implica esta disposición arquitectónica. Entre los más importantes baptisterios encontramos los de Constantino y Letrán en Roma o el Mausoleo de Santa Constanza en la misma ciudad o el baptisterio de Ravena.
En oriente la arquitectura paleocristiana recibirá la influencia del helenismo y del arte mesopotámico. Los templos tienen planta de cruz griega -los brazos tienen la misma longitud- o son octogonales o circulares, al igual que los baptisterios. Las cubiertas más utilizadas serán las bóvedas y las cúpulas sobre pechinas. Buen ejemplo es la iglesia del monasterio de San Simeón el Estilita en Kalat Simán. Estas influencias llegarán a occidente a través del exarcado bizantino de Ravena, un foco oriental en pleno corazón de Italia. En Ravena se levantan el Baptisterio de los Ortodoxos, la tumba de Teodorico y el mausoleo de Gala Placidia. La tumba de Teodorico presenta planta circular con dos pisos, cerrada con una cúpula monolítica de 10 metros de diámetro, conjugando elementos orientales con germánicos. El mausoleo de Gala Placidia tiene planta de cruz griega, siendo la primera construcción occidental que aparece con esta disposición. Su interior se cierra con una cúpula y bóvedas de cañón, decorándose sus paredes con ricos mosaicos.
La escultura paleocristiana destaca más por su significado y su simbolismo que por sus formas. El lugar donde más muestras escultóricas encontramos serán los sarcófagos. En un primer momento se utilizan figuras paganas con un claro simbolismo cristiano como Psiquis como el alma o Eros simbolizando a Cristo. Posteriormente se incorporan temas propios como el Crismón, el Cordero, el Ancora o el Pez, elementos que simbolizan a Cristo. Algunos sarcófagos son decorados con estrígiles, objeto utilizado por los gladiadores y atletas para quitarse el polvo y la grasa incrustada en su piel. Estaba formado por dos contracurvas por lo que se obtiene una elegante decoración geométrica. Las decoraciones de sarcófagos se pueden dividir en varios grupos: escenas sin interrupción que se suceden a lo largo del friso; escenas o personajes encuadrados por columnas; estrígiles a ambos lados y un medallón central. Las estatuas de bulto redondo son más bien escasas, siendo Jesús el protagonista de las que han subsistido.
La pintura paleocristiana es bastante escasa, quedando restos de frescos que siguen las técnicas pompeyanas. La temática hace referencias continuas al Cristianismo, pudiendo tratarse de "oraciones representadas", siendo su iconografía totalmente simbólica.

Arte bizantino

Justiniano dando órdenes a sus arquitectos
Época: Vida cotidiana
Inicio: Año 450
Fin: Año 800

Antecedente:
El arte prerrománico

(C) ARTEHISTORIA


Comentario
La evolución del arte paleocristiano motivará el nacimiento del Arte Bizantino. Pero la gran novedad estriba en que el arte Bizantino mantuvo también importantes rasgos de la cultura greco-latina, pudiendo considerarse un arte puente entre la antigüedad y el futuro Renacimiento. Bizancio apenas creó valores nuevos pero supo asimilar y fundir las influencias que llegaron desde oriente y occidente. Grabar considera al arte bizantino el "cristiano por excelencia, por su seriedad devota y solemne, por su apartamiento del mundo". Entre los siglos V y VII se desarrollará la llamada Primera Edad de Oro bizantina, relacionada con la obra de Justiniano. Los siglos IX al XII verán la Segunda Edad de Oro, separadas ambas por el período iconoclasta donde las imágenes estarán prohibidas y el arte vivirá un periodo de decadencia.
La arquitectura bizantina va a mantener la grandeza romana y la elegancia griega, utilizando el elemento oriental como aglutinante. La cúpula sobre pechinas, el ladrillo como material, las bóvedas de aristas o la suntuosidad decorativa serán algunas de sus principales características. La planta favorita es la de cruz griega, envuelta en un espacio cuadrangular que permita el uso y disfrute de cúpulas y bóvedas. Su edificio más significativo es la iglesia -hoy mezquita- de Santa Sofía de Constantinopla, levantada en tiempos de Justiniano, quien pronunció una frase significativa cuando se acabó: "Salomón, te he vencido" en referencia a haber superado el mítico templo de Jerusalén construido por Salomón. Lo más sorprendente de la iglesia es su espectacular cúpula de 31 metros de diámetro cuyos empujes se contrarrestan con dos bóvedas de cuarto de esfera que descansan en otras bóvedas. Este reparto de presiones permite alcanzar una sensación de ligereza en la construcción inigualable, a lo que contribuyen los dos pisos de arquerías que se hallan bajo los dos arcos formeros de la nave. Justiniano también mandó construir la iglesia de los Santos Sergio y Baco con planta octogonal y dos pisos o el desaparecido templo de los Santos Apóstoles, con planta de cruz griega y cinco cúpulas. En Ravena se desarrolló otro importante centro de arquitectura bizantina al ser esa ciudad capital del exarcado. En esa ciudad se construyeron las iglesias de San Vital -con planta de cruz griega- y San Apolinar in Classe y San Apolinar el Nuevo -donde se empleó la planta basilical, que fue dividida en tres naves a través de columnas-, destacando la bella decoración de mosaicos en estas dos últimas.
El movimiento iconoclasta motivará el escaso desarrollo de la escultura bizantina; sólo conservamos algunos ejemplares de pequeño tamaño como placas de marfil formando dípticos o trípticos, entre las que destaca la Cátedra de Maximiano. A partir del siglo IX la iconografía bizantina aumentará con nuevas escenas del ciclo evangélico o de la Virgen. Quizá sea el mosaico el verdadero protagonista en la decoración, superando a la pintura. La pobreza de los materiales constructivos exige la utilización de un revestimiento que otorgue riqueza a la edificación, y ese es el mosaico. En la primera etapa será Ravena el lugar más destacado con las excelentes representaciones de San Apolinar el Nuevo, San Apolinar in Classe o el Baptistero de los Arrianos, llenando de color sus paredes, destacando las excelentes procesiones de doncellas y santos que se dirigen a presentar sus respetos al Niño acompañado de la Virgen. La segunda etapa incorpora novedades iconográficas como el Tetramorfos -las figuras o los símbolos de los cuatro Evangelistas- o el Pantocrátor -Cristo omnipotente-. Los mismos colores vibrantes y encendidos que caracterizan al mosaico se encuentran también en la pintura, apareciendo una importante escuela de miniaturistas e iluminadores de libros.
Imágenes

Iglesia de Santa Sofía (Estambul, Turquía). Cúpula Cisternas de Constantinopla Iglesia de San Vital (Ravena, Italia). Dama del anillo Emperatriz Ariadna Iglesia de Santa Irene (Estambul, Turquía) Baptisterio de los Ortodoxos (Ravena)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

TUS COMENTARIOS