SEGÓBRIGA

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jueves, 19 de diciembre de 2013

Las vías romanas









Los romanos construían tres tipos de caminos estratégicos (viae): los llamados stratis lapidibus o enlosados, los afirmados o injecta glarea y los sencillamente aplanados o terrenea.
Siculus Flacus, Surveyor Roman (mensor) del siglo I, clasifica las calzadas en:
Las viae publicae
Las principales vías del Imperio, son llamadas viae praetoriae, viae militares o viae consulares. Era el Estado quien se hacía cargo de su construcción, pero las ciudades y de los propietarios de las zonas atravesadas por estas vías, debían de garantizar su mantenimiento. El promedio constatado del ancho de las viae públicae era de 6 a 12m.
Las viae vicinales
Partían de las vías públicas y permitían unir entre ellas varios Vicus en la misma región. Eran la mayoría de las vías de la red. La anchura media de una viae vicinalis era de alrededor de 4m.
Las viae privataes
Unían las principales propiedades, las villae, con las viae vicinales et publicae. Eran privadas, reservadas para uso exclusivo del propietario que la financiaba en su totalidad. La anchura media de una viae privata era de 2,50 a 4m.

Las calzadas inicialmente se utilizaban para facilitar el avance o desplazamiento de las legiones romanas, rápidamente se aprovecharon para fines administrativos y comerciales. Las calzadas principales eran financiadas por el Estado, y las secundarias se costeaban por los municipios afectados. A lo largo de las calzadas, cada 20 ó 25 millas romanas, se construían mansiones, lugares de descanso y cambio de caballerías. Existen documentos que aportan datos sobre la red de calzadas existentes en tiempos del Imperio Romano el más conocido es el "Itinerarium provinciarum Antonini Augusti", conocido como el Itinerario de Antonino, del año 280, de autor desconocido. Recoge las 372 vías más importantes desde Roma a los puntos más alejados del Imperio, consignando las mansiones existentes y las distancias entre ellas, totalizando unos 90.000.-km. De este mapa 34 vías corresponden a la Hispania, con 10.300.- km de longitud. Otro documento es el libro III de su Geografía, Estrabón (63 a.e.c. – 19) describe ya una red de calzadas de algo más de 2.000 kilómetros en Hispania.
También aparecen datos en los Vasos Apolinares del S I – II , fueron hallados en1852 en las termas de Vicarello Italia. Otro documento son las téseras de Astorga, aparecidas en Cangas de Onís, en las que figura el nombre del diunviro Lepido Máximo.
Uno de los documentos más importantes es la tabula Peutingeriana, es una especie de mapa mundi del siglo IV, utilizado por un geógrafo anónimo de Rávena en el siglo VII, que recogen también algunos itinerarios en la península. La tabula es el itinerario más antiguo del mundo romano. Tiene una longitud de 680 m. por 33 cm. de altura.
Como se construían:
El grupo de operarios principales estaba compuesto por el administrador de obras, curator operis, el contratista, maceps, el ingeniero, architectus, los obreros especializados, cementarius y los albañiles normales, structures.
Para nivelar el terreno utilizaban un groma y un chorobates. Abrían dos surcos paralelos con un aratrum (arado) con 12m de separación; estos surcos eran las fossae (zanjas) y permitían conocer las condiciones del subsuelo. Si no era el adecuado se sustituía o reparaba, o se le hincaba fistucaciones, pilones de madera.
Una vez consolidado el fondo, se añadía una capa de arena de 10 a 15cm de espesor llamada pavimentum en la que se encajaban las piedras del statumen con un grosor que variaba dependiendo del estado del suelo de 25 a 60cm. La aglomeración de las piedras se hacia con cal o arcilla. Después del statumen, se colocaba una segunda capa denominada rudus. Esta capa solía tener un grosor de 22cm y estaba compuesta de guijarros o piedras pequeñas, enlucidas con mortero de cal y compactadas con la pavicula o pisón. La tercera capa era la denominada nucleus, que consistía en un hormigón de gravilla y cal apagada. Se consolidaba con rodillo, cylindrus, y su espesor variaba de los extremos de 30cm al centro o agger de 45cm. La siguiente capa era la summa crusta o summun dorsum. Esta capa se colocaba sobre la anterior antes que esta fraguara. La capa se podía realizar con bloques de piedras poligonales con forma regular o irregular, opus incertum; en otros casos la capa era de hormigón con bloques de esquisto colocados de canto o simplemente de grava. El espesor total de la calzada era de 90 a 145cm y su anchura entre cunetas era de 10,80m.
Además poseía los crepedines, bordillos laterales de unos 45cm de altura y 60 de ancho apoyados en el stratumen, sobre el que caminaba el centurión (oficial de infantería). A su vez estaban jalonadas por el gradus, pedestal para subir a caballo y por los miliarii, miliarios, separador por cinco mil pasos romanos, una milla romana, 1.468m.
Vías principales:
-La Vía Hercúlea o Augusta: enlazaba Roma con la Galia, el eje Mediterráneo, los valles del Ebro y del Guadalquivir, la zona minera de la penibética, llegando hasta Gades. La Vía Augusta es la calzada romana más larga de toda la Península Ibérica, con un recorrido total aproximado de 1.500 kilómetros desde los Pirineos hasta Cádiz.
Reúne uno de los conjuntos de miliarios más importantes de toda la Hispania, con al menos 96 monumentos. Además pueden observarse aún hoy algunos restos de la propia calzada y vestigios de mansiones, puentes, centuriaciones, villas, arcos monumentales, toponimia.
El tramo mejor conservado se encuentra en Castellón, entre Cabanes y la Pobla Tornesa, que comprende unos 8 km, todos ellos con 6 metros de anchura, la distancia justa para que 2 carruajes pudiesen cruzarse en direcciones contrarias, sin tener que aminorar la velocidad, este tramo se encuentra perfectamente enlosado.
-La Vía de la Plata: Iter ab Emerita Asturicam, era un antiguo camino tarteso, que los romanos perfeccionaron y adecuaron para el trafico de mercancías y personas; construyeron la famosa Vía de la Plata. Salía de Mérida por el puente del río Albarregas, pasando entre otros municipios, por Aljucén, Cáceres, Baños de Montemayor, Salamanca, Benavente, la Bañeza y llegaba a Astorga. Su nombre actual es de origen árabe, cuando estos invadieron la península, S. VIII, la calzada se encontraba en buen estado y el camino estaba empedrado, B´lata. Siguió en uso y en buen estado hasta el reinado de los Reyes Católicos. Actualmente la nacional N-630 sigue el trazado de la antigua vía romana. Cada 25 millas los romanos instalaron una mansio, una especie de hospedería con servicio de comidas, con cuadras, venta o alquiler de caballos y carruajes jumentarii y carrucarri- o con un destacamento militar.
El Itinerario de Antonino nos describe trece mansio entre Mérida y Astorga. Algunas evolucionaron hasta convertirse en ciudades, Salamanca, Cáceres o Zamora.
-La Vía del Norte: Unía Tarraco con la Vía de la Plata a través de Ilerda, Cesaraugusta, Numantia y Clunia.
-La Vía del Atlántico: Se iniciaba en Lucus Augusta y recorría el frente atlántico luso hasta Onuva.
-La Vía Meseteña: Unía el norte hispano con la Vía Augusta.
- La Vía XVII de Braga: (Bracara Augusta ) a Astorga ( Asturica Augusta ), la ruta más directa que pasaba a través de Chaves.
- La Vía Nova de Braga: (Bracara Augusta) a Astorga (Asturica Augusta).
- La Vía XIX Braga: (Bracara Augusta) Astorga ( Asturica Augusta ), ruta diferente de la vía XVIII.
- La Vía XX Braga: (Bracara Augusta) Astorga ( Asturica Augusta ), por la vía marítima ; esta vía de la costa llega hasta Brigantium ( La Coruña ); a partir de Lugo, se incorporaba a la vía XIX para llegar a Astorga.
- La Vía Lusitanorum: En el Algarve Baesuris, Balsa, Ossonoba ( Faro ), Milreu, Cerro da Vila, Lacobriga ( Portugal ).

Calzadas romanas, red de carreteras muy eficiente, sin igual hasta los tiempos actuales, que abarcaba todo el Imperio romano. En un principio el sistema fue diseñado para fines militares y políticos: mantener un control efectivo de las zonas incorporadas al Imperio era el principal objetivo de su construcción. El desarrollo de la red de calzadas se produjo al mismo tiempo que el crecimiento del Imperio. Una vez construidas, las calzadas adquirieron importancia económica, pues al unir distintas regiones, facilitaban el comercio y las comunicaciones.

Hasta finales del siglo IV a.C., las calzadas romanas eran poco más que senderos que conducían a Roma desde las distintas ciudades del Lacio. Desde ese momento comenzaron a construirse según un plan establecido, diseñado conjuntamente con el programa táctico de expansión. Al tener un significado militar considerable, se desarrollaron sistemas más complejos de construcción de calzadas, con vistas a hacerlas más permanentes y mejores para soportar diferentes tipos de tráfico.

Se usaron piedras de distintos tamaños para construir unas calzadas sólidas: las piedras grandes se colocaban en la base y sobre éstas se establecía una capa de piedras más reducidas. En algunos casos, normalmente en las rutas más importantes, sobre estos cimientos se colocaba un firme de adoquines. Las calzadas tenían sistemas eficaces de desagüe, logrado mediante la construcción de una curvatura en las orillas. Generalmente se construían en línea recta, tomando la ruta más directa allí donde era posible. Cuando las montañas no lo permitían, los ingenieros construían complicados sistemas de circunvalación. El llamado Itinerario de Antonino es el documento antiguo más completo para el estudio de las vías romanas, y data de finales del siglo III.

De las carreteras aún existentes, las más antiguas fueron construidas por los romanos. La vía Apia empezó a construirse alrededor del 312 a.C., y la vía Faminia hacia el 220 a.C. En la cumbre de su poder, el Imperio Romano tenía un sistema de carreteras de unos 80.000 km, consistente en 29 calzadas que partían de la ciudad de Roma, y una red que cubría todas las provincias conquistadas importantes, incluyendo Gran Bretaña. Las calzadas romanas tenían un espesor de 90 a 120 cm, y estaban compuestas por tres capas de piedras argamasadas cada vez más finas, con una capa de bloques de piedras encajadas en la parte superior. Según la ley romana toda persona tenía derecho a usar las calzadas, pero los responsables del mantenimiento eran los habitantes del distrito por el que pasaba. Este sistema era eficaz para mantener las calzadas en buen estado mientras existiera una autoridad central que lo impusiera; durante la edad media (del siglo X al XV), con la ausencia de la autoridad central del Imperio romano el sistema de calzadas nacionales empezó a desaparecer.



Via Apia, antigua calzada romana en Italia. La primera y más célebre de las calzadas de la república romana, construida en el 312 a.C. por el censor romano Apio Claudio el Ciego, en honor al cual se le dio el nombre. Se dirige hacia el sur desde la muralla de Servio en Roma hasta Capua, a través del Appii Forum y Terracina y más tarde fue ampliada hasta Taranto y Brundisium (ahora Brindisi). Como principal ruta hacia Grecia, la vía Apia tenía más de 560 km de largo. Fue sólidamente construida y marcada con mojones. Las partes que perduran del pavimento están construidas con grandes bloques hexagonales, principalmente de piedra volcánica, colocados sobre cimientos asegurados y reforzados con mortero; sin embargo, es probable que éste no sea el firme original. Desde Roma a Terracina es casi recta, a pesar del terreno abrupto de las colinas de Alban y del pantanoso de la laguna Pontina. Los primeros kilómetros desde Roma aún conservan muchas de las antiguas tumbas que bordeaban la calzada, y que en parte todavía se utilizan.



Vía Emilia (Latín Via Aemilia), antigua vía romana en la Italia actual, de 282 km, construida por el cónsul Marco Emilio Lépido en el 187 a.C. Arranca donde la vía Flaminia finaliza y comienza en Ariminun (hoy Rímini) para finalizar al noroeste en Placentia (hoy Piacenza). Más tarde se extendió al noroeste, cruzando el río Po hasta Mediolanum (hoy Milán). La moderna carretera sigue la misma ruta, pasando incluso por algunos de los puentes originales, hasta el punto de que la zona situada entre Rímini y Piacenza aún conserva el nombre de Emilia, derivado del de la antigua calzada.



Ruta de la Plata, antigua vía romana que atravesaba Hispania de norte a sur. Situada en la parte centro-occidental de la península Ibérica, comunicaba el territorio de los astures con la fértil Bética. Recibe su denominación por ser la ruta que conducía a los ricos yacimientos auríferos y argentíferos del noroeste hispano. La calzada unía en su tramo principal 2 ciudades fundadas por Augusto, Emerita Augusta (Mérida) y Asturica Augusta (Astorga), pobladas ambas por legionarios veteranos de las guerras contra cántabros y astures (29 a.C.- 19 a.C.). Un ramal norte unía Astorga con Gigia (Gijón) a través de Legio (León), y un ramal sur hacía lo propio desde Mérida a Itálica (cerca de Sevilla) y luego a Gades (Cádiz). Desde allí era rápida la comunicación por mar con Roma. Esta calzada atravesaba otras poblaciones como Salmantica (Salamanca) y Norba Caesarina (Cáceres).



Vía Egnacia, vía militar romana, construida en la segunda mitad del siglo II a.C., que cruzaba la península de los Balcanes, desde el mar Adriático hasta Bizancio (actual Estambul, en Turquía). Comenzaba en dos puntos del Adriático: Apolonia, cerca de la desembocadura del río Aoos (hoy Vijöse), en Albania, y Dirraquio (actual Durrës, en Albania). La vía se extendía hacia el este, hasta Lycnidos (actual Ohrid, en la República de Macedonia), Heraclea (la actual Bitola, en la República de Macedonia), Edessa (en Grecia), Pela (en Grecia), y llegaba al mar Egeo, a Salónica (Tesalónica). Después, cruzaba la península Caládica, hasta Anfípolis y Filipos, y en un principio terminaba en Kipsela, en el río Hebros (Marica), pero posteriormente se prolongó hasta Bizancio.

Se han descubierto varios miliarios (mojones de piedra ubicados en la vía que indicaban las distancias). En el siglo IV se hicieron reparaciones, mientras el tramo entre la Puerta Dorada (en el extremo sur de las murallas de Constantinopla, la antigua Bizancio) y Küçükcekmece (actualmente, ciudad turca en los suburbios de Estambul) parece ser que fue pavimentado por primera vez por el emperador bizantino Justiniano I en el siglo VI. Cualquiera que fuera su estado, fue la principal ruta terrestre durante la edad media. La vía Egnacia desempeñó un papel fundamental en las comunicaciones de Roma con Oriente, tanto en el aspecto militar como comercial.

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